domingo, 26 de septiembre de 2010

FERIA DE SOLCODE: REALIDAD SERRANA

El viernes, al final no pudimos ir a Paita, porque Noemi se encontraba un poco malita. Eso será una entrada especial, ya que la "curaron" a través de un rito peruano, porque Sandra, la sobrina de Pascuala, le diagnósticó un mal de ojo relacionado con la vergüenza. Prometo los vídeos de "la curación" pero dame tiempo.
El caso es que el viernes estuvimos en la feria de Solcode, la ONG de la que os hablé viendo en una exposición el trabajo que desarrollan. Conversé con varios cooperantes de diferentes partes del mundo, con piuranos... Investigando sobre educación, entidades, asociaciones, toda la información que concierne a la educación, los niños, ayudas, Piura, Perú en general... Obtuve resultados y tengo unas direcciones donde poder moverme esta semana próxima.
Plaza Merino en el centro de Piura.

Chian, cooperante argentina y yo vendiendo jugos


Venta de artículos elaborados artesanalmente por mujeres serranas,
beneficiarias de los proyectos de SOLCODE.

Danzas folclóricas peruanas.

De izq a dcha: Quena, Zampoña y Charango,
instrumentos típicos peruanos
También tuve la ocasión de conocer un poquito la sierra de la región, ya que es donde SOLCODE incide directamente, realizando proyectos de comercio y desarrollo con las mujeres, entre otras cosas.
Yo, relaciono la sierra con dos grandes personas, Jose y Toño. Relaciono la sierra con el fresquito en las noches de verano, y cruzar las heladas montañas en invierno para llegar a Madrid desde Logroño.
Relaciono la sierra con el turismo rural, el chocolate caliente, las hogueras en las chimeneas, los fines de semana en albergues realizando cursos de formación, con la amistad, con la caza, la buena comida, los ciervos, las palomas y los jabalíes...
En La Rioja me suena a fiestas en verano, verbenas, danzas tradicionales, casas de piedra, árboles, montañas, ríos y lagos. Turismo activo, escalada, barrancos, espeleología, piragúismo, rapel, rutas de senderismo...
Pensar en la sierra, en las montañas, me hace recordar las chuletadas al sarmiento de aquellos domingos cuando era niña, con mi familia entre vacas, merenderos, ensaladilla rusa y tortilla de patata...

La sierra en Perú, nada tiene que ver con mi realidad.
Existen poblaciones en la sierra, a una hora de Piura, al igual que en La Rioja, una hora. Una hora que separa dos realidades, dos mundos. Poblaciones que viven sin conocer más allá de su caserío, sin espejos, personas que jamás han visto su rostro. Personas que dejan en ocasiones que sus hijos mueran de hambre, literalmente. Personas, que sufren enfermedades mortales pero que son curables.

Una voluntaria piurana, nos contaba la historia que vivió en persona en la sierra, una chica de temprana edad, en el parto de su primer hijo.
Las mujeres dan a luz en la sierra, en su casa, se niegan a asistir a los hospitales y se ayudan del marido para poder traer al niño a nuestro mundo. Una vez que el niño está fuera de la madre, es cuando otras mujeres las atienden. Bien, en aquella ocasión, el niño no llegó a nacer. Ya estaba muerto y no lo podían sacar del vientre de la madre. La enfermera cooperante hizo lo que pudo, pero no estaba capacitada para realizar una cesárea. Por ello le dijeron que debía ir al hospital más cercano para que la operasen y sacasen a la criatura.
No es posible que un hombre cirujano, intervenga a una mujer serrana. Es imposible.
Es por ello, que esta chica, murió tras agonizar durante tres días, con el consentimiento propio y de sus familiares, haciendo caso omiso a gente que únicamente quería salvarle la vida con los avances de la ciudad.

Con todo esto, todavía no soy capaz de imaginar la vida en la sierra, el día a día. Necesito ir, vivirlo, conocerlo por mí misma.
¿Cuáles son los valores de éstas personas? Es la pregunta que le hicimos a la chica que nos contaba sobre la sierra. Lleva unos años trabajando directamente con estas personas y no supo responder.
Yo me lo sigo preguntando, porque no consigo descubrirlo. Sería otra experiencia, otra realidad, otro blog.

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